29 de diciembre de 2013

A la par:
instantes de vida y muerte.

17 de diciembre de 2013

Es un ave de paso,
nunca sé cuándo llega ni cuándo marcha.
¿Existe lugar donde no admitan despedidas?

11 de diciembre de 2013

 Regreso al punto de partida
donde siempre he mantenido
la cordura y la demencia.
Retorno al lugar
donde me siento herida y querida
a partes iguales.
Vuelvo al olvido,
al dolor de la sinrazón,
a la razón sin dolor.
Ahora encuentro lo que busco,
aun sin pretenderlo
me encuentra el tiempo allá donde voy.

Procuro no mirar el reloj,
refrescar con júbilo el tiempo pasado,
el que ya no puede revestirme.
Soy otra y el tiempo es otro,
qué distinto es todo
y sin embargo sigo siendo igual.
Ya nada me posee,
espero sin recompensa
mientras me mantengo cerca y lejos
de todo
y de todos
siendo culpable e inocente.

No escondo la desesperación,
manifiesto la espera de la muerte:
la vida.
Admiro las cosas inútiles
la amistad, el candoroso amor, la familia.
También las innecesarias
palabras, rostros, amaneceres.

Entretanto vivo un año más
avivando el corazón
sin morir en el intento,
apurando el caudal de sangre
que atrinchera a la vida.
Recuerdo:
nadie conoce a nadie.

2 de diciembre de 2013

Se rompe la vida.
Me rompe la vida.
Sólo tengo lo puesto
y lo quitado.

29 de noviembre de 2013

Todo pasa
como si no hubiera pasado.
El tiempo deshoja los días
del mundo al que jamás
fuiste invitada.
Todo es igual
y todo es diferente.
No es cierto que todo sea incierto.
O eso quiero pensar.

13 de noviembre de 2013

Me abalancé al acantilado sin abrigo, como la última vez.
Ahora navego en los mares del infierno
donde solo hay dolor, pena, fuego y naufragio.
Escucho a la inexistencia, al vacío más carnal,
al dolor que siente una madre cuando le arrebatan a su hija.
Sufro.
Aúllo para ver si me escuchan desde las sumergidas rocas de las ruinas
aquellos que supieron salir sin pies y con sostén.
Mientras tanto aprovecho mi energía cuidando
que los enseres cercanos no me torturen,
ni me liquiden.

¿Podrán salvarme?

11 de noviembre de 2013

Sostengo a mi propio pájaro
que prefiere olvidar su característico vuelo.

4 de noviembre de 2013

Eres la mano que me empuja hacia adelante
abandonándolo todo, si compete,
enseñando a cada instante
la posibilidad de ahogarnos
en el hueco profundo de tus brazos,
mostrando la lección sobre la felicidad:
nada es demasiado importante,
salvo el amor de una madre.

Con los años he aprendido a estimar
el afecto, la devoción, la querencia, la protección
que todo tu cuerpo nos ha trasmitido.
Ahora aseguro que eres la mejor madre
que unos ojos han podido ver nunca.

24 de octubre de 2013

Soy una mortal que pide tiempo
arrimando la existencia al vacío,
a la caída infinita,
al ser imprudente,
a la vida como absoluto.
Indago en lo más profundo,
persigo la vitalidad
entre los recuerdos,
sus besos no concebidos
y junto a mi deseo de corrupción
recapitulo que lo más bello
es lo que aún no ha terminado.
Tengo tanta libertad
cuanta soy capaz de alcanzar,
pero no acabo de descifrar lo que pretendo.

20 de octubre de 2013

Al fundir apetito y control
hallo la huída de sus propuestas.
Mi cuerpo ya no se conmueve
con aquellos escalofríos,
pero aún padece al colocar
el manjar ante sus ojos.
Me da la vida
cada vez que la siento,
resuena la música
de sus abrazos desmedidos
y brilla en mí
la oscuridad de la luna,
de forma mágica
e inusual.
De cualquier manera
disfruto jugando con sus versos,
evocando la satisfacción de una mente a la de un cuerpo.
No me angustio
porque siempre asimilé su designio.

15 de octubre de 2013

Cohabito con el trapo de la piel muerta
sin pretender,
sin esperar.
Me ilustro en su arte y magia
sabiendo de lo que su nombre significa:
lo que es.
Nada más que aprendo a soñar
y conocer el sentido de sus silencios.
Es la luz que rompe en mis días
un viento que arranca todo abatimiento,
muriendo, evocando el decrecimiento de la vida.
Es el recipiente
la presencia
el vacío
la muerte
la vida que promete más de lo que da
devolviendo el enardecimiento,
sin olvidar que cuando muera nunca habremos nacido
ni vivido.
Envidio su control al construir su existencia
ella siempre regresa con su energía
por encima de las heridas,
cuando levanta una sólida fortaleza encima de todas las rocas,
también al derrumbar cualquier techo que construyan sobre nuestras cabezas
Empero, no descuides:
no habrá paredes que nos acoten.

Yo te cielo.

7 de octubre de 2013

He cerrado herméticamente puertas y ventanas
para que así no vuelva la pena
a destruir los pilares de la utopía.
Las lluvias pretendieron lavar la memoria
para que no doliera,
¿Es verdad o solo existe en el recuerdo
en el pasado
en la inexistencia?
¿Hay que hablar de lo que se recuerde?
Recuerdo…
deslizo el lápiz
tu nombre resuena.
Ojalá nada hubiera sido malgastado
ni pisoteado
ojalá el miedo no hubiese existido
actuando como un cruel asesino.
No logro negar el dolor
borrar tus huellas
solo puedo reconocerlo, renovarlo.
Dicen que el amor es la más fuerte de las pasiones
y su silencio duele en el alma.

30 de septiembre de 2013

Llueve de continuo
al igual que allí
frecuentando los cuerpos más significantes.
Por fuera
por dentro
deambulan las gotas
buscando el mejor carril
para llegar a desencauzarse,
es lo que pretenden.
Vivo empapada
esperando (sin esperar)
a aquel sol que alumbraba
hasta por la noche.
Pero sé que no lo hará,
por eso llueve.

2 de septiembre de 2013

La echo de menos, aunque nunca fue nada,
ni la primera, ni la última.
No llegamos a tocarnos con las mismas ganas,
su estilo era diferente: no buscaba.
Disfrutaba del juego entre risa y sonrisa
cayendo en alguna buena conversación
mientras lavábamos los trapos sucios.
Ahora todavía la recuerdo
y a veces siento celos sobre alguien que no importa.
Habla de vernos y muero de ganas
pero no sé si es avanzar o retroceder,
y yo sólo quiero que esté bien.

26 de agosto de 2013

Me comporté como un animal:
buscando abrigo,
reteniendo el olor,
ahogando la sed,
encontrando alimento entre los desechos
y entonces sentí que me mordían.
He perdido mi reflejo,
ya no hay mano que acaricie
el calor de mi existencia.
Todo lo convierto en engaño:
solo el cuerpo sabe la verdad.
Sé que no vendrá nada más,
no debo llorar:
he sido lo que he tenido
perdiéndolo todo
y ahora,
¿quién soy yo?
Se fue aquel que trastornó mi mundo,
hasta hundirlo en la muerte
o en la locura.
Solo sé que ya no espero.

11 de agosto de 2013

Mis pasiones absolutas fueron barridas.
Días que lo anhelo ardientemente, otros es objeto de mi aversión:
morder corazones, pincharme con las espinas del amor,
tener la capacidad de destruir (y no hacerlo),
resistir aunque todo se derrumbe,
no conocer la costumbre,
avanzar cual equilibrista con los ojos cerrados,
lo que persuade, lo que seduce: lo que nos convence.
Pero, ¡es tan maravilloso no tener ataduras!
Soy solitaria como la luna.
¿Encontraré alguna vez lo que echo de menos, lo que quiera que sea?
La línea es recta, el mundo curvo,
mientras huyo de los lugares donde me ponen a prueba.
Amo a quien cumple siempre más de lo que promete.
Ya no tengo sitio dentro de los huesos
donde quedarme a solas.
Siempre buscamos refugio y un motivo,
nadie desea sinceramente nuestro bien.
Qué triste es recordar con tristeza,
dime que todo es cierto:
una recuerda sólo las cosas que le hirieron.
Tengo miedo a descubrirme,
y aceptar la condición humana:

estamos solos.

13 de julio de 2013

Sólo tengo el grito

Sueño para entender las cosas
la memoria es complicada, como los laberintos,
se pierde desde su misma sombra.
Ahora es cuando empiezo a recobrar la herida:
tu ausencia.
Todo lo que es no ha empezado nunca.
Aquella breve tormenta, demasiado efímera
era la señal de que imperceptiblemente algo había cambiado.
La vida me porta a un burdel:
siempre eligiendo.
Cierro los ojos para guardar el instante.
Pero eso fue otro espacio,
un espacio perdido en la memoria
(ubicado en el corazón)
No estoy suelta del todo
porque estoy en unión con todo,
además la persona es todo.
Sé que me elegiste.
Odio y amo.
Kilómetros de arena,
sobre la arena extienden los rescoldos del fuego.
Las cenizas exhiben el dolor,
la mayor pérdida que muere dentro.
“El silencio se propaga,
el silencio es fuego”.

12 de mayo de 2013


Todo acaba en ruina:
los días compartidos
el quemazón de las palabras sin decirse,
el tiempo que nos mata.
Los días pasan como paréntesis,
convirtiéndose en domingos absurdos
bebiendo la vida en una copa
mientras arde mi nombre.
Nunca hay una sola causa, ni consecuencia
las cosas no valen por el tiempo que duran,
sino por las huellas que dejan.
El teatro de la mente.
El burdel del subconsciente.
Sólo aquello que no existe no puede morir.

28 de abril de 2013


Ultima el mes de abril junto al ciclo constituido
alzado con complicidad, aliento e inmediación.
Desde el origen evocan el funesto final pertinente: nada es eterno
ni siquiera los males o el cuerpo que invadimos,
no obstante las capacidades mentales permiten pretender lo contrario,
incluso al comprender su embuste
bregamos por existir lo máximo en lo suculento.
Para poner fin a las personas siempre es temprano,
me aliento al comprender que la vida es un hostal
y resistimos para morar en los máximos lechos dispuestos.

Me tranquiliza atesorar la preciada confianza,
el amor puro,
el abrazo sin medidas,
el dolor compartido.
Mas me espanta la presencia del compromiso,
ser un ser interrumpido,
sin nombre,
ni aprehensión.


Desde aquí, anteponiendo el evento,
eternamente agradecida.

12 de abril de 2013


Cada uno de nuestros movimientos
nos evita el morir
mientras sentimos el vacío indefinible,
la soledad,
haciendo y diciendo lo que no sentimos,
ni deseamos.
La confusión vuela de un lado a otro
como un camino recto sin torceduras,
como un libro que sugiere una respuesta posible,
sin saber que lo importante es tener
la pregunta adecuada.
Qué difícil escalar interrogantes,
asumir que a veces hay que perder para ganar.
Ahora espero verte aparecer saliendo de la noche,
recordando cómo necesita la piel de la caricia
mientras voceas:
“querer es sufrir y
como vivir es querer
toda vida es dolor”

29 de marzo de 2013

Mi rival resultó ser parte de mí,
llegó a comprenderme, a sentir la estabilidad del hogar,
pero aúllan
y aparecen sensaciones contrariadas,
experiencias injustificadas,
miradas perdidas,
situaciones aprovechadas,
quizá la búsqueda de su propio beneficio
a través de mi carne.
Intento traducir el asombro,
aceptar la respuesta.
No puedo.
No quiero comprenderlo.
Parezco estar ante mi adversario,
lo miro, cuento la distancia, doy un salto.
¿Puede resultar comprensible?
Acaso, ¿has muerto al que eras antes?
Al principio fue un darse cuenta,
luego vino la pena
y la sensación de vivir la distancia.

Formamos una montaña frente a otra,
llevamos el mismo peso.
Su expresión me recordó
al hecho de ser una hormiga
a la que pueden arrancar las patas,
cortar o pisotear la cabeza
quedando impune.
Somos seres por fuera
más que por encima o por debajo
del ser.
Igual que un gato mira,
con el pelo erizado,
despacio, a veces dulce,
a veces sinuoso
como si
tuviera que esconderse
tras alguna esquina.
Tus ojos
que ya no sé de qué color
me deslumbran por la casa.
La distancia que tiendes
nos aproxima
y nos aísla.

Lo trato de comprender a través
del filósofo griego: “el hombre que siente mucho, habla poco.”
Aprendiendo a no encontrarnos,
a no mirar a los ojos,
a ni siquiera responder
por lo que será de nosotros.
Pero no lo pretendo,
intento desaprender lo definitivo,
procuro descreer lo evidente.
Soy siempre lo que entrego,
las palabras que digo y las que nunca digo.
Tal vez esta constancia
sea lealtad a otra silueta,
pero una vez apartados
de nuestro primer esbozo
no habrá otro bosquejo,
nos hemos salido del papel
con titubeantes improvisaciones.

Confío en que no es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una leve dificultad,
un problema de angostura.

24 de marzo de 2013


Ya no toco su vida, su soledad, su frente,
yo no soy en su noche más que un lago, una copa,
un profundo sueño,
en que puedes ver aun cerrados los ojos
la oscuridad,
el anticipo de la muerte,
un día frío, el que espera
y llega y se entrega a la noche, a una boca,
al olvido total que lo ciega.
Ser cuerpos tendidos, concretos,
sometidos, felices, dorados, anudados,
olvidando la sombra detenida.
Entré en sus brazos
entre mis brazos
entre las sábanas
entre la noche
entre la sombra
entre las horas
entre
un antes y un después.
No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni quién fuiste, ni qué fui para ti.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y este terco sentir debajo de su sonrisa.
Quizá debí quedarme en los amores quietos
en vez de buscar el evadido, el despojado,
el ser puro.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte, no me verás morir.

4 de marzo de 2013

¿Qué hacías hace exactamente un año en este preciso instante?


Rompiendo ventanas, desgarrando sábanas,
arañando corazones
convirtiendo todo en rojo,
muy rojo.
Tanto el suyo, como el mío, como el de ella,
todo se convertía conforme iban pasando las horas,
los minutos, los silencios.
Moríamos sin decirnos adiós,
cubriéndonos con la desesperanza,
cobijando el lloro entre los recuerdos muertos,
aferrando el desprecio de la vida.

Era un barco pequeño pintado de rojo,
una mancha clavada mar adentro.
El velero se ha ido,
se han roto las amarras que lo unieron al puerto.
Como dijo el poeta:
“El corazón no muere cuando uno cree que debería”.
No supo lo que hacía
pero se abandonó a sus dedos
como si ya no fueran
suyos.

27 de febrero de 2013


Eres la soledad sin nombre,
este buscarte en el tiempo,
descalza, despeinada,
en los anchos pasillos de los días.
Anhelo acariciarte cerebralmente,
meterme en tu corazón y explotar,
esbozar planos con pasados, presentes y futuros,
arrojada en la existencia
creerme una arquitecta del tiempo.
Perdona si estoy triste
y me atrevo a implorar las señas de tu cuerpo,
sólo debes sobrevolar el espacio que ocupo,
lanzarte valerosa sobre mis ojos,
devorar la lágrima que convive conmigo
formando un espacio que limite la fuerza de tu nombre.
Voy corriendo sin parar
y siempre regresando,
declaro insistencia:
en la fragilidad está la fortaleza.

18 de febrero de 2013


Forzarse a olvidar es inútil.
Forzarse a recordar es inútil.
Forzarse a olvidar el recuerdo es inútil.
Forzarse es inútil.

10 de febrero de 2013


Una vez me susurraron:
“No debes dar nada por hecho”,
y supe que de un silencio vendría la respuesta.
Hoy, me recuerdo:
todo está construido sobre el autoengaño.

25 de enero de 2013


Quítate la máscara, desnúdate,
no eres la carne que puedes tocar, y sin embargo así lo crees.
Despójate y busca su lengua,
húndete en sus salivas,
deposítate en ella, entre sus ingles.
Avanza,
atraviesa,
vadea lagos,
sortea recodos,
siente cómo se expande toda,
cómo se engancha y se contrae,
aprisiona, hasta ti misma.
Juega a meterte entre sus sábanas,
a mezclarte con su champú,
recorre todo su cuerpo contando lunares,
baila con su sonrisa,
cuélate haciendo piruetas entre sus dientes.
Deja paso a tus dedos,
mata todos los sentidos: quédate sólo con el tacto,
admite que los pelos se pongan como escarpias.
Vas a abrir las alas de par en par
y vas a volar hacia lo más alto,
dejarás atrás las estrellas, disfrutando de las vistas desde la cima.
Pero ya tienes una máscara de por sí
y te pones una sobre otra
-tanto exteriores como interiores-,
hasta que te olvidas de tu propio aspecto.
Atiende: te darás cuenta de que no sabes quién eres, ni qué quieres.
No sin matices, no sin condiciones.
Deja de volar, cierra las alas, sofoca el sueño
y ponte, al menos, una máscara humana.

18 de enero de 2013


Digo adiós a la más abandonada,
mientras vuelvo la cabeza para encontrar
los rostros de las que nunca zarpan,
permaneciendo quieta aceptando la ausencia.
Mi corazón no olvida
a la que dio la vida por una mirada,
perdiéndolo todo de un golpe,
un tajo limpio.
Tengo miedo.
De la noche,
del silencio que llevo conmigo a todas partes,
de la lluvia,
a quedarme encerrada entre alambres,
al olvido.
Dividimos el tiempo
cuando en realidad no es divisible,
siempre es inmutable,
pero necesitamos trocearlo.
Comprendo que hay sueños que siguen
durante horas durmiendo,
mientras gritan:
“El sentido hace el camino”,
y pienso que a veces las cosas
son más simples de como una se las imagina.

10 de enero de 2013


La vida es un juguete
que se arma
y (te) desarma.
Arrojé aquel escudo entre las sábanas de la última cama
donde nos alojamos para hablar entre miradas,
para contemplarnos en palabras.
Destruí, después de la estancia,
cualquier hilo que a ti me uniese,
derribe palabras y formé cenizas junto con el desmoronamiento
de aquel encuentro sin fin (ni comienzo).
Anunciaré: todo lo vivido fue mentira,
descolócate y elogia el pasado,
porque jamás regresará(é) de nuevo.