24 de abril de 2014

¿Podré salvarme de este naufragio?

Navegaba por un mar repleto
de ternura, afinidad, excelencia
incluso de engaños y huidas.
Evacué sin miramientos
hacia un posible lugar
donde no se tambaleara la superficie
en cada giro inesperado
y con cada tormenta.
Nunca llegaba el huracán,
todo parecía estar siempre en calma:
sus brazos,
sus besos,
su mirada.
Pero un día la lancha empezó a temblar,
vacilaba,
se partió en dos,
cada parte quería encauzarse
en direcciones contrarias.

Entonces llegó la borrasca
y fue cuando huí
para buscar tierra firme.
Con duro esfuerzo, una vez allí,
incendié los pedazos,
las maderas proporcionaron calor,
y sus cenizas las aproveché para abonar las plantas.
Construí un pequeño refugio
donde solo entrábamos mi pena y yo;
de vez en cuando se asomaban seres
a los cuales acababa despreciando,
no sé si por miedo
por ignorancia
o por utilidad.
¿Utilidad? ¿Estoy jugando?
Solo vago mientras siento
revolverse a las entrañas
en cada encuentro.

Quizá me haya engañado,
les haya engañado,
nos hayamos engañado,
pero solo he pretendido deleitarme
y continuar pisoteando el suelo firme
sin perder la cordura
(¿es ese el error?).
Nunca he pretendido ser,
ni utilitarista, ni materialista
solo me construyo en cada acción
y así vivo.

Un día despierto
creyendo en la desaparición de aquellas cenizas
y como un espectro
emergen en forma de recuerdo:
es presencia.
Evocan que aquella barca,
aquel mar,
aquella vida
fue algo real y mágico
y terminas desconfiando
hasta de tu determinación.

14 de abril de 2014

Enloquezco,
su voz resuena,
sollozo,
respiro por su boca,
el abrazo nos rompe en pedazos
y voceo:
las relaciones son una mierda
y el amor es precioso.
Me convenzo de que su presencia es sombra
y su amor está enterrado
bajo mi piel
en forma de espiral:
que siempre parte
y regresa al mismo punto,
es eterno retorno.

Bachmann  fue precisa:
“Tanto tiempo
ya ha pasado y, sin embargo,
el tiempo no pasa.”

5 de abril de 2014

La vida son ciclos
en donde una juega, huye, se reintegra
maldiciendo el final de los mismos.
Mucho se vive,
siempre asesinando
el exceso del sentimiento
antes de perturbar la mente.
Existe el lugar y existe el tiempo.

2 de abril de 2014

Soy cuerpo
y me amedrenta
el intelecto.