21 de septiembre de 2012


En el momento que desaparezco realizas lo que debes hacer, si me muestro se te derrumba todo el deber y emerge el querer. ¿Es eso a lo que juegas? ¿A deber? ¿A querer? ¿A deber queriendo? ¿A querer debiendo? No sé si es posible anexarlos. De todas formas, si los escucho en el mismo enunciado me perturba el inconsciente.

Constantemente hablamos en silencio. Intuimos que se presentará el momento de comunicarnos sin ellos, pero nos espanta la derrota. Todos somos perdedores. Nos alcanzará el final de la partida y tememos el golpe de la ola. Perderemos, estoy segura, pero recuerda que lo único que se posee es aquello que no podemos perder en un naufragio.

A ti, ¿te estremece la marea?

16 de septiembre de 2012


Hoy he aprendido a no confiar en la esperanza, sólo acarrea desilusión y lágrimas. He cuestionado todo a lo que me adiciono y me he paralizado. ¿Debería derribar aquello a lo que perteneces?, o, por el contrario, ¿debería mantenerlo intacto asesinando, únicamente, la esperanza? ¿Aparezco o desaparezco? ¿Con esperanza o sin ella? ¿Me refugio en tu abrazo aun intuyendo la no correspondencia? ¿Me lanzo, por última vez, a la piscina sin ni siquiera saber si hay piscina?

(Presiento la derrota.)

4 de septiembre de 2012


Las ratas incordian a las ratas
en esta cloaca que llaman vida.
Salir del albañal es sólo un engaño,
es nuestro destino vivir entre ratas.

Eres una nada a sí misma abrazada
atrapando la costumbre de matar en la mano
a aquellas ratas acorraladas en tu entorno.

El tiempo, dirá quién soy yo.