29 de noviembre de 2013

Todo pasa
como si no hubiera pasado.
El tiempo deshoja los días
del mundo al que jamás
fuiste invitada.
Todo es igual
y todo es diferente.
No es cierto que todo sea incierto.
O eso quiero pensar.

13 de noviembre de 2013

Me abalancé al acantilado sin abrigo, como la última vez.
Ahora navego en los mares del infierno
donde solo hay dolor, pena, fuego y naufragio.
Escucho a la inexistencia, al vacío más carnal,
al dolor que siente una madre cuando le arrebatan a su hija.
Sufro.
Aúllo para ver si me escuchan desde las sumergidas rocas de las ruinas
aquellos que supieron salir sin pies y con sostén.
Mientras tanto aprovecho mi energía cuidando
que los enseres cercanos no me torturen,
ni me liquiden.

¿Podrán salvarme?

11 de noviembre de 2013

Sostengo a mi propio pájaro
que prefiere olvidar su característico vuelo.

4 de noviembre de 2013

Eres la mano que me empuja hacia adelante
abandonándolo todo, si compete,
enseñando a cada instante
la posibilidad de ahogarnos
en el hueco profundo de tus brazos,
mostrando la lección sobre la felicidad:
nada es demasiado importante,
salvo el amor de una madre.

Con los años he aprendido a estimar
el afecto, la devoción, la querencia, la protección
que todo tu cuerpo nos ha trasmitido.
Ahora aseguro que eres la mejor madre
que unos ojos han podido ver nunca.