25 de enero de 2013


Quítate la máscara, desnúdate,
no eres la carne que puedes tocar, y sin embargo así lo crees.
Despójate y busca su lengua,
húndete en sus salivas,
deposítate en ella, entre sus ingles.
Avanza,
atraviesa,
vadea lagos,
sortea recodos,
siente cómo se expande toda,
cómo se engancha y se contrae,
aprisiona, hasta ti misma.
Juega a meterte entre sus sábanas,
a mezclarte con su champú,
recorre todo su cuerpo contando lunares,
baila con su sonrisa,
cuélate haciendo piruetas entre sus dientes.
Deja paso a tus dedos,
mata todos los sentidos: quédate sólo con el tacto,
admite que los pelos se pongan como escarpias.
Vas a abrir las alas de par en par
y vas a volar hacia lo más alto,
dejarás atrás las estrellas, disfrutando de las vistas desde la cima.
Pero ya tienes una máscara de por sí
y te pones una sobre otra
-tanto exteriores como interiores-,
hasta que te olvidas de tu propio aspecto.
Atiende: te darás cuenta de que no sabes quién eres, ni qué quieres.
No sin matices, no sin condiciones.
Deja de volar, cierra las alas, sofoca el sueño
y ponte, al menos, una máscara humana.

18 de enero de 2013


Digo adiós a la más abandonada,
mientras vuelvo la cabeza para encontrar
los rostros de las que nunca zarpan,
permaneciendo quieta aceptando la ausencia.
Mi corazón no olvida
a la que dio la vida por una mirada,
perdiéndolo todo de un golpe,
un tajo limpio.
Tengo miedo.
De la noche,
del silencio que llevo conmigo a todas partes,
de la lluvia,
a quedarme encerrada entre alambres,
al olvido.
Dividimos el tiempo
cuando en realidad no es divisible,
siempre es inmutable,
pero necesitamos trocearlo.
Comprendo que hay sueños que siguen
durante horas durmiendo,
mientras gritan:
“El sentido hace el camino”,
y pienso que a veces las cosas
son más simples de como una se las imagina.

10 de enero de 2013


La vida es un juguete
que se arma
y (te) desarma.
Arrojé aquel escudo entre las sábanas de la última cama
donde nos alojamos para hablar entre miradas,
para contemplarnos en palabras.
Destruí, después de la estancia,
cualquier hilo que a ti me uniese,
derribe palabras y formé cenizas junto con el desmoronamiento
de aquel encuentro sin fin (ni comienzo).
Anunciaré: todo lo vivido fue mentira,
descolócate y elogia el pasado,
porque jamás regresará(é) de nuevo.