25 de junio de 2012

Para que fuera todo, o para que fuera nada.


Permaneció el beso atrapado en mis labios
en la penumbra de aquella noche
causado por el miedo a invadir lo que no me pertenece.

¿Hasta dónde llegarías para obtener respuestas?
Pregunto residiendo en sonrisas
sin palabras,
con tal solo miradas
que abrazan mi nombre.

Me alcanza el escalofrío
de los besos no dados
de tan sólo dedos infinitos
acariciándome la piel
y mi ternura.

Voy perdiéndome
por dentro de los muros
del laberinto
sin fin
ni comienzo:
como un círculo,
una espiral.

Y dime,
¿qué será de nosotras
cuando se acabe el tiempo
de no tener abrazos?
No pretendo solución,
entretanto
voy a inyectarme el recuerdo por las venas.

12 de junio de 2012

Todas las letras evocan tu nombre.


Aráñame mediante aquella dulce sonrisa que lucías ese día.
Bésame con tus brazos férreos cargados de ternura.
Carcómeme con la mirada como si un roble fuese.
Desgástame los labios a base de palabras no dichas.
Enfríame la piel de mis miradas, son fuego.
Fabrícame con  pretensiones, y sin ellas.
Grítame al oído el acorde de tu canción.
Hechízame a besos sin rozarme.
Inspírame, se mi musa particular.
Juégame, no desfallezcas.
Kuélgate de mi cuello robándome lo inevitable.
Lluéveme mientras desvanezco los caminos de tiempos pretéritos.
Muérdeme el corazón ahogándolo en rojo.
Nómbrame sin verbos que evoquen su nombre.
Ódiame recordando lo jamás atesorado.
Petrifícame para convertir la carne en piedra, la piedra en carne.
Quémame y conviérteme en cenizas.
Rómpeme junto a tus muros.
Saboréame en otros labios.
Tásame sin medida establecida.
Úsame cual abrigo de invierno, embólsame en verano.
Vuélame con la uve de verte.
Yuxtapónteme sin pretenderlo, aun ansiándolo.
Zámpame hasta convertir mi sangre en lluvia.

3 de junio de 2012

Se acabó lo que sed daba.


Me mantuve recorriendo un camino forjado por la esencia que me constituye, paciencia y amarga ilusión asida en extrema dureza a objetivos arduos trasladándome a la culminación.
De pronto, un día nublado y lluvia estrepitosa alcanzaron en mí el arduo preguntar sobre la importancia de los caminos transitados. ¿Había sido una elección? ¿Disfrutaba cada paso dado en el caminar de la dilatada travesía? Nunca respondí a tales cuestiones, desbordan mi límite.
Intervine del modo idóneo, derrumbé todo mi presente que ya es pasado para reinventar mi camino. En este momento permanezco en espera aguardando la ocasión de elección, entretanto saboreo personas, sonrisas y palabras.
De todas maneras, constantemente zarandea en mí un interrogante: ¿qué esperar cuando estás esperando?