8 de abril de 2012

Aquí y ahora.


Han crecido telarañas en la distancia de las horas. Le he puesto nombre a los días que noto tu ausencia. Susurro en la orilla de la imaginación un “ven” para divisar si el viento me concede el deseo. Me encierro en las murallas de mi mente y observo remotamente el humo que se alza cuando yo misma ardo. Busco en el recuerdo el presente, para ver si vuelve. Las horas y los días entierran la plenitud alcanzada. El tiempo mata el recuerdo. Resurgí de las cenizas en busca de la actividad desorientada. Ando sin vacilar con una entereza envidiable. Me corroe la paciencia de aguardar la ocasión deseada. Bajo mis pies sólo encuentro escombros, entretanto permanezco sedente en el ladrillo más elevado.

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