Aún conservo su brillo en
las retinas de mi memoria
arañándome las vísceras en
lo más profundo.
Es la nostalgia de lo
finito por lo infinito,
la búsqueda constante e inconsciente
del ser.
Me estoy haciendo.
Estoy siendo y estoy
haciéndome.
Dime todo lo que te
provoco,
entretanto bebo para
emborrachar al corazón.
Pero tengo miedo:
¿cuánto miedo eres capaz
de retener?
¿de qué sirve seguir
alimentándolo?
La felicidad duele.
Me dije: nunca es lo
imposible,
nunca ha empezado y nunca
acabará.
Constantemente recuerdo
aquella cita:
“Los que menos lo merecen más lo necesitan”
“Los que menos lo merecen más lo necesitan”
Pues no.
Hoy no.
Yo no.
Sólo en el tiempo hay
espacio para mí.
No cumplo nada, sólo vivo,
¿esperando o sin esperar?
Qué más da.
Moriré un domingo, son
días de muerte.
¿Adónde voy?
Sólo voy.
3 comentarios:
Lo son. Todos lo son. Tal vez no vamos a ningún sitio. Sólo fluimos como el río del que hablaba el Oscuro de Éfeso.
Nos estamos haciendo y moriremos sin terminarnos.
También yo moriré un domingo, lo arrastro como una sentencia.
Siento quitaros el gusto, pero yo moriré antes. Ea.
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