¿Por dónde
empiezan a llorar las palabras?
Es muy arriesgado
perder la(s) forma(s),
moldear la
innata estructura causa pavor,
pero me
repito: ordenar es buscar la mejor forma.
¿Por qué nada
digo y sólo gano tiempo?
¿Y si en
realidad nada ha existido?
Si tuvieran la
locura de la franqueza,
¿qué se dirían
las personas, unas a otras?
Atreverse es
de cobardes.
Estos,
hablarían sin palabras;
los valientes buscarían
el lenguaje natural,
y adaptarían
el discurso al medio.
Pero yo soy
esa que anda por cuerdas flojas
porque tengo
complejo de funambulista insaciable.
El propio
vértigo es el mismo motor que me roba
el aire y me conduce.
Vivir la vida
en vez de la propia vida está prohibido.
¿Latir es ser
persona?
Vivir no es
valentía,
la valentía es
saber que se vive.
Vivo, viviré
siempre y he vivido,
pero les
advierto:
será por
última vez.
3 comentarios:
Efectivamente: vivir no es valentía, es saber que se vive y me atrevo a decir que vivir como uno quiere y siente.
Sin más.
Por última vez.
También yo.
Emocionas, sabes?
Eres un demiurgo dando forma a la materia primigenia, ordenando el caos, dotando de estructura armónica aquello que en su origen es sólo mineral confuso.
Adoro como escribes. Y jamás me cansaré de repetírtelo.
Toma, una sonrisa.
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