Me
mantuve recorriendo un camino forjado por la esencia que me constituye,
paciencia y amarga ilusión asida en extrema dureza a objetivos arduos trasladándome
a la culminación.
De
pronto, un día nublado y lluvia estrepitosa alcanzaron en mí el arduo preguntar
sobre la importancia de los caminos transitados. ¿Había sido una elección? ¿Disfrutaba
cada paso dado en el caminar de la dilatada travesía? Nunca respondí a tales cuestiones,
desbordan mi límite.
Intervine
del modo idóneo, derrumbé todo mi presente que ya es pasado para reinventar mi
camino. En este momento permanezco en espera aguardando la ocasión de elección,
entretanto saboreo personas, sonrisas y palabras.
De
todas maneras, constantemente zarandea en mí un interrogante: ¿qué
esperar cuando estás esperando?
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