Hay
veces en las que te cuestionas todo. El porqué, el cómo, el quién, el cuándo e
incluso también el cuánto. Reflexionas acerca de tu vida como si durase una
eternidad, pero ciertamente se puede estropear o acabar en un simple minuto.
Por el contrario, puede convertirse en vida en un ingenuo momento.
Mientras me subo al autobús me paro y pienso que las
relaciones tienen fecha de caducidad. No todas, o eso quiero creer, aunque a
veces mi cabeza se plantea qué ocurriría… porqué, cómo, quién, cuándo y cuánto,
de nuevo.
Ten cuidado, porque la vida no se repite nunca.
Y vuelta a empezar.
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