11 de mayo de 2012

Cansada de abrir la boca y beber el viento.


Trato de agarrarme a unas manos cercanas,
pero todo el mundo camina demasiado rápido.
Cuando una olvida sus metas
también olvida las consecuencias.
Mis manos acabarán por firmar
nuestra propia sentencia de muerte.

Tengo en mi rostro la racha de un viento helado,
y no sé de dónde viene.
Necesito escapar de mil caminos que no son los míos,
necesito estar viva.
Trato de gritar lo que me pasa,
pero quizá no me pasa nada
y además el ruido es demasiado alto.
Sentir dolor
y chillar.
Porque odiar es como dar un sorbo de agua
cuando estás sedienta.
Y amar es como intentar derribar una pared invisible
a cabezazos.
Aun así puede que merezca la pena.

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