11 de diciembre de 2013

 Regreso al punto de partida
donde siempre he mantenido
la cordura y la demencia.
Retorno al lugar
donde me siento herida y querida
a partes iguales.
Vuelvo al olvido,
al dolor de la sinrazón,
a la razón sin dolor.
Ahora encuentro lo que busco,
aun sin pretenderlo
me encuentra el tiempo allá donde voy.

Procuro no mirar el reloj,
refrescar con júbilo el tiempo pasado,
el que ya no puede revestirme.
Soy otra y el tiempo es otro,
qué distinto es todo
y sin embargo sigo siendo igual.
Ya nada me posee,
espero sin recompensa
mientras me mantengo cerca y lejos
de todo
y de todos
siendo culpable e inocente.

No escondo la desesperación,
manifiesto la espera de la muerte:
la vida.
Admiro las cosas inútiles
la amistad, el candoroso amor, la familia.
También las innecesarias
palabras, rostros, amaneceres.

Entretanto vivo un año más
avivando el corazón
sin morir en el intento,
apurando el caudal de sangre
que atrinchera a la vida.
Recuerdo:
nadie conoce a nadie.

1 comentario:

Darío dijo...

No mirar el reloj, no pretender conocer a nadie. Buenas intenciones. Un abrazo.