Mi rival resultó ser parte de mí,
llegó a comprenderme, a sentir la estabilidad del hogar,
pero aúllan
y aparecen sensaciones contrariadas,
experiencias injustificadas,
miradas perdidas,
situaciones aprovechadas,
quizá la búsqueda de su propio beneficio
a través de mi carne.
Intento traducir el asombro,
aceptar la respuesta.
No puedo.
No quiero comprenderlo.
Parezco estar ante mi adversario,
lo miro, cuento la distancia, doy un salto.
¿Puede resultar comprensible?
Acaso, ¿has muerto al que eras antes?
Al principio fue un darse cuenta,
luego vino la pena
y la sensación de vivir la distancia.
Formamos una montaña frente a otra,
llevamos el mismo peso.
Su expresión me recordó
al hecho de ser una hormiga
a la que pueden arrancar las patas,
cortar o pisotear la cabeza
quedando impune.
Somos seres por fuera
más que por encima o por debajo
del ser.
Igual que un gato mira,
con el pelo erizado,
despacio, a veces dulce,
a veces sinuoso
como si
tuviera que esconderse
tras alguna esquina.
Tus ojos
que ya no sé de qué color
me deslumbran por la casa.
La distancia que tiendes
nos aproxima
y nos aísla.
Lo trato de comprender a través
del filósofo griego: “el hombre que siente mucho, habla poco.”
Aprendiendo a no encontrarnos,
a no mirar a los ojos,
a ni siquiera responder
por lo que será de nosotros.
Pero no lo pretendo,
intento desaprender lo definitivo,
procuro descreer lo evidente.
Soy siempre lo que entrego,
las palabras que digo y las que nunca digo.
Tal vez esta constancia
sea lealtad a otra silueta,
pero una vez apartados
de nuestro primer esbozo
no habrá otro bosquejo,
nos hemos salido del papel
con titubeantes improvisaciones.
Confío en que no es nada, nada
algo sin trascendencia,
nada.
Una leve dificultad,
un problema de angostura.
3 comentarios:
Emmmmm, no tengo ni idea. Si me das una pista... Aunque tal vez te refieres a ese rival metafísico que habita en tu mismo corazón sorprendido.
Escribes tan bien.
"Somos seres por fuera
más que por encima o por debajo
del ser"
Nunca sé qué decirte, porque de veras que me dejas pensando, como en otro mundo. Me gusta cómo cuentas lo que escribes.
Un saludo.
Espero que no sea nada...
Montañas, no hablar... Me suena.
Joder, me gusta cómo escribes. Habré entendido lo suficiente? Me suena a incomunicación.
Besos.
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