Han
crecido telarañas en la distancia de las horas. Le he puesto nombre a los días
que noto tu ausencia. Susurro en la orilla de la imaginación un “ven” para divisar
si el viento me concede el deseo. Me encierro en las murallas de mi mente y
observo remotamente el humo que se alza cuando yo misma ardo. Busco en el
recuerdo el presente, para ver si vuelve. Las horas y los días entierran la
plenitud alcanzada. El tiempo mata el recuerdo. Resurgí de las cenizas en busca
de la actividad desorientada. Ando sin vacilar con una entereza envidiable. Me
corroe la paciencia de aguardar la ocasión deseada. Bajo mis pies sólo
encuentro escombros, entretanto permanezco sedente en el ladrillo más elevado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario