Cohabito
con el trapo de la piel muerta
sin
pretender,
sin
esperar.
Me
ilustro en su arte y magia
sabiendo
de lo que su nombre significa:
lo
que es.
Nada
más que aprendo a soñar
y
conocer el sentido de sus silencios.
Es
la luz que rompe en mis días
un
viento que arranca todo abatimiento,
muriendo,
evocando el decrecimiento de la vida.
Es
el recipiente
la
presencia
el
vacío
la
muerte
la
vida que promete más de lo que da
devolviendo
el enardecimiento,
sin
olvidar que cuando muera nunca habremos nacido
ni
vivido.
Envidio
su control al construir su existencia
ella
siempre regresa con su energía
por
encima de las heridas,
cuando
levanta una sólida fortaleza encima de todas las rocas,
también
al derrumbar cualquier techo que construyan sobre nuestras cabezas
Empero,
no descuides:
no
habrá paredes que nos acoten.
Yo
te cielo.
3 comentarios:
Yo te cielo... Asombroso.
Es verdad, ese Yo te cielo es como la luz al final del túnel. Me monto a ese rayo esperanzador. Un abrazo.
yo te cielo, ese final es un broche perfecto, y todo él o toda tú una belleza. Un beso niña
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