21 de septiembre de 2012


En el momento que desaparezco realizas lo que debes hacer, si me muestro se te derrumba todo el deber y emerge el querer. ¿Es eso a lo que juegas? ¿A deber? ¿A querer? ¿A deber queriendo? ¿A querer debiendo? No sé si es posible anexarlos. De todas formas, si los escucho en el mismo enunciado me perturba el inconsciente.

Constantemente hablamos en silencio. Intuimos que se presentará el momento de comunicarnos sin ellos, pero nos espanta la derrota. Todos somos perdedores. Nos alcanzará el final de la partida y tememos el golpe de la ola. Perderemos, estoy segura, pero recuerda que lo único que se posee es aquello que no podemos perder en un naufragio.

A ti, ¿te estremece la marea?

2 comentarios:

Sístole dijo...

A mí me estremecen muchas cosas, muchísimas, demasiadas a veces. Pero las mareas, las olas, el movimiento y la experiencia, en definitiva, es lo que erosiona a la tierra, lo que modela la arena, lo que da otra forma, necesaria.
Déjate mecer,más que estremecer. Sobre todo si es de miedo.

Imaginativa dijo...

No os puede espantar la derrota, si se va predispuesto nunca se conseguirá lo que se desea. Es cierto que muchos tememos el golpe de la ola, pero a veces vale la pena arriesgarse.
A mí se me estremece el alma cuando emerge el querer...

Me gusta mucho como escribes. Un saludo.