Arañan
las paredes recordando el cierre,
recogiendo
todo el silencio de la noche.
Aún
se oye la risa, las lágrimas fluyen,
y el
beso cubre el corazón como un sello,
imborrable,
único,
mas
no dura mucho.
Rememorar
el olvido de aquel ser causa
el
recuerdo celebrado en su momento,
pero
ahora:
¿qué
puedo darte como recuerdo que no sea la sombra?
¿Para
qué, una sombra?
Arrollo
un drama quemado del que no quedan siquiera cenizas.
Siempre
he odiado que sintieran lástima de mí,
por
eso escupo el rumor apenas audible.
Me
recuerdas a aquella bebida insípida
que
no apagaba la sed.
Fue
el día esperado recorriendo el camino inverso
donde
descubrí el fin.
Ya
no eres quién para torturar mi esencia
ni
para darme fiebre, insomnio o sofocos.
Ahora
olvido mejor que los olvidadizos.
2 comentarios:
El beso, ese beso que recubre el corazón es la clave para que el recuerdo sea siempre recuerdo, por muy olvidadiza que puedas llegar a convertirte. Hay cosas que jamás se olvidan.
Gracias por pasarte, y por, sobre todo, dejar tu rastro.
No creo que cambien sus retratos siempre y cuando guardes todo su cariño en los recuerdos, que por muy olvidadizos que puedan convertirse, son los más sinceros.
Me encantó. Un saludo.
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