Hay amaneceres
que retornan
como
aquellas pesadillas
donde
aparecía la fugacidad y la vida muerta.
Se
desviste la levedad del ser,
la
inestabilidad de la razón,
la
insignificancia,
los
pasos no dados por miedo a perder lo ya recorrido.
Siempre
creyendo que tienen más poder de lo que realmente gozan.
Qué
necedad pensar que un alma
puede
hacer tanto daño como un cuerpo.
¿O
era al revés?
ya
ni recuerdo.
La
locura es toda ruptura con la humanidad
y
hoy me siento viva
de
estar deshumanizada,
de
no recordar ni lo que debería,
de
ser un despojo expulsado y magullado
ilusionado
con cada inmundicia:
porque
la vida es metáfora
y
nadie nos lo cuenta.
Hoy
la sangre recorre
ahorcándome
por dentro,
haciéndome
aullar como una loba
cuando
se ha comido a sus retoños.
Hoy
renazco y muero
mientras
recuerdo e imagino
y
tomo constancia del devenir,
de
la cruda existencia del pasar del tiempo
que
nos portea como un ciclón
en
dirección a la oquedad.
Solo
que algunas decidimos arrojarnos antes
de
que nos carcoman las polillas.
4 comentarios:
Sin dudas, una ruptura con todo lo humano, morirse y nacerse de tanta maldad. Un abrazo.
Nivelaco. Me pongo en pie ante tanta verticalidad.
Siempre es bueno morir y resucitar en cada resurgir o cambio de piel debemos desprendernos de un poquito de lastre.
besos
Es una (aparente) tragedia que nada pueda rebasar los márgenes de la naturaleza.
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