26 de agosto de 2013

Me comporté como un animal:
buscando abrigo,
reteniendo el olor,
ahogando la sed,
encontrando alimento entre los desechos
y entonces sentí que me mordían.
He perdido mi reflejo,
ya no hay mano que acaricie
el calor de mi existencia.
Todo lo convierto en engaño:
solo el cuerpo sabe la verdad.
Sé que no vendrá nada más,
no debo llorar:
he sido lo que he tenido
perdiéndolo todo
y ahora,
¿quién soy yo?
Se fue aquel que trastornó mi mundo,
hasta hundirlo en la muerte
o en la locura.
Solo sé que ya no espero.

11 de agosto de 2013

Mis pasiones absolutas fueron barridas.
Días que lo anhelo ardientemente, otros es objeto de mi aversión:
morder corazones, pincharme con las espinas del amor,
tener la capacidad de destruir (y no hacerlo),
resistir aunque todo se derrumbe,
no conocer la costumbre,
avanzar cual equilibrista con los ojos cerrados,
lo que persuade, lo que seduce: lo que nos convence.
Pero, ¡es tan maravilloso no tener ataduras!
Soy solitaria como la luna.
¿Encontraré alguna vez lo que echo de menos, lo que quiera que sea?
La línea es recta, el mundo curvo,
mientras huyo de los lugares donde me ponen a prueba.
Amo a quien cumple siempre más de lo que promete.
Ya no tengo sitio dentro de los huesos
donde quedarme a solas.
Siempre buscamos refugio y un motivo,
nadie desea sinceramente nuestro bien.
Qué triste es recordar con tristeza,
dime que todo es cierto:
una recuerda sólo las cosas que le hirieron.
Tengo miedo a descubrirme,
y aceptar la condición humana:

estamos solos.